¿FIBRAS DE CONTRACCIÓN LENTA O DE CONTRACCIÓN RÁPIDA? ¿CÓMO SE CONTRAEN NUESTROS MÚSCULOS?

A excepción del corazón, en general en el cuerpo humano distinguimos dos tipos de musculatura.
La musculatura esquelética que permite por ejemplo el movimiento de nuestras extremidades, es musculatura voluntaria . Es decir, yo decido saltar un charco y mi cerebro construye el plan, mediante el cual diversos músculos se contraen para que pueda cumplir mi objetivo.
La musculatura lisa es la musculatura que presentan nuestras vísceras (musculatura involuntaria) que están inervadas por el sistema nervioso autónomo, que regula nuestras funciones inconscientes.
Nuestra musculatura esquelética presenta fibras de contracción lenta o fibras tipo 1 y fibras de contracción rápida o fibras tipo 2 . Las lentas son fibras que toleran una contracción moderada durante un largo periodo de tiempo y las rápidas pueden realizar contracciones más potentes pero durante un periodo de tiempo más reducido. Dependiendo del tipo de musculatura y de la función que cumpla, habrá un predominio de unas u otras. Por ejemplo la musculatura de sostén, musculatura profunda (suelo pélvico, transverso del abdomen, multífidos) presenta un predominio de fibras lentas. Por otro lado, musculatura como por ejemplo el cuádriceps, presenta un predominio de fibras rápidas.
Además de fibras de musculatura esquelética y lisa, existe un tercer tipo de células diferentes con capacidad de contracción que se encuentran en la fascia o tejido conjuntivo. Estas células se llaman miofibroblastos .
En artículos anteriores hemos hablado sobre el tejido fascial y sus funciones. Este tejido de conexión que envuelve nuestros órganos y estructuras y forma una red tridimensional que conecta nuestro cuerpo, además presenta este tipo de células tan particulares.
En los últimos años se ha descubierto que los miofibroblastos representan un término medio entre la célula del músculo liso y el fibroblasto tradicional (célula que se encarga de la producción de colágeno). La contracción crónica de los miofibroblastos desempeña un papel importante, en las contracturas crónicas, como en la enfermedad de Dupuytren (retracción de la fascia palmar) o la capsulitis adhesiva del hombro (pérdida progresiva de la movilidad pasiva y activa del hombro).
También estas células son muy activas en la cicatrización de las heridas y en general en la formación de cicatrices.
Los miofibroblastos se han encontrado en fascia sana especialmente en la fascia lumbar, la fascia lata, la fascia profunda de la pierna y la fascia plantar. También se han encontrado en ligamentos, meniscos, tendones y cápsulas viscerales, como por ejemplo en el riñón donde permiten resistir los aumentos de presión.
Lo que resulta muy interesante es que la densidad de estas células puede variar drásticamente no sólo con la actividad física y el ejercicio, sino que también su densidad es muy diferente en las distintas partes del cuerpo y entre unas personas y otras.
A diferencia de las células de musculatura lisa o estriada, los miofibroblastos no reciben la estimulación para contraerse a través del sistema nervioso. Por tanto están mas allá del control consciente o incluso del inconsciente tal y como lo entendemos normalmente.
La contracción de estas células cuando tiene lugar, se produce muy lentamente en comparación con cualquier contracción muscular. Tarda más de 20-30 minutos en establecerse y se mantiene durante más de una hora antes de ir cediendo lentamente.
Según los estudios in vitro hasta la fecha, se puede decir que este sistema no es un sistema de reacción rápida, sino más bien un sistema diseñado para cargas mantenidas que actúa lentamente, ya que lo hace bajo estimulación química en vez de neuronal. Por supuesto según esto, entenderemos mejor cómo un ph bajo ácido, tenderá a incrementar la contractilidad de los miofibroblastos. Actividades que modifiquen el ph como una alteración del patrón respiratorio, estrés emocional o alimentos que acidifiquen, inducirán a una rigidez general de la fascia corporal.
La tensión mecánica sostenida, también induce la contracción prolongada de estas células.Nuestro cuerpo por tanto es capaz de alterar la “pretensión” para aumentar su rigidez y soportar así una carga mayor ya sea física o emocional. Con lo que la pregunta es: ¿Podría el estrés emocional inducir una carga similar y una respuesta por parte de los miofibroblastos, aumentando por tanto nuestra rigidez?
Esto podría explicar, cómo el trabajo manual de la fascia encaminado a maleabilizar y flexibilizar el tejido, puede disminuir la rigidez , mejorando por tanto, nuestra capacidad de adaptación al entorno, física y emocionalmente .

¿Sabías que el hipotiroidismo es más común de lo que parece?
El hipotiroidismo no es una enfermedad rara. De hecho, se calcula que hasta 1 de cada 10 personas, puede tener algún grado de hipofunción tiroidea, y en muchos casos ni siquiera saberlo.
Hablamos de hipotiroidismo cuando la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas , lo cual va afectar a múltiples sistemas del cuerpo, incluyendo el musculoesquelético.
Dado que las hormonas tiroideas son fundamentales para el metabolismo energético y la función muscular, si disminuyen sus niveles podemos encontrar síntomas como debilidad muscular, disminución de fuerza, fatiga, calambres, rigidez, peor tolerancia al ejercicio…e incluso hormigueos en manos y/o pies.
En la esfera uroginecológica, además de síntomas en relación con debilidad de suelo pélvico, podemos tener también estreñimiento , que en disfunciones como incontenincia urinaria , descenso de órganos pélvicos ….no nos favorece nada.
Con fisioterapia, podemos paliar estos síntomas mediante ejercicio adaptado. Es importante el tipo de actividad que te viene mejor a tí en tu contexto actual, y también es primordial saber cuánto ejercicio es el adecuado. Dosificar la actividad deportiva, no es fácil pero es fundamental tenerlo en cuenta.
Como ya comentamos en el artículo anterior donde hablábamos de la dosis hormética, poco ejercicio me perjudica, pero un exceso o una planificación inadecuada, tampoco me va a aportar beneficio.
La terapia manual y osteopatía pueden ayudar a disminuir los dolores, tensiones musculares y hormigueos. También podemos reducir la inflamación de bajo grado y mejorar el sistema nervioso autónomo.
En reeducación de suelo, podemos mejorar tu sintomatología y la función de esta esfera tan importante. La mejora de conciencia corporal de esta zona y la comprensión de cómo funciona nuestro cuerpo, es clave para no normalizar trastornos.
El dolor en relaciones sexuale s, la incontinencia urinaria o incluso el hipotiroidismo no significa normalidad.
Que sea frecuente en la población y a partir de cierta edad, no significa que sea normal o que sea propio del envejecimiento.
Si tienes alguno de los síntomas que hemos mencionado, no dudes en consultar.

Muchas veces en consulta se formula la siguiente pregunta: ¿Cuánto ejercicio hago y cuál es el que me conviene realizar?
“Me han dicho que correr es malo, que mejor natación o yoga…”
Es fácil que tengamos dudas al respecto, porque la verdad es que decidir cuánto ejercicio pautamos no es fácil. Podemos medir y cuantificar un suplemento o medicamento, pero ¿cómo hacemos con el ejercicio?
Para entenderlo mejor vamos a hablar de varios conceptos :exposoma, hormesis, homeostasis y capacidad alostática.
EXPOSOMA
El epidemiólogo Christopher Wild en 2005 acuñó el término exposoma como “conjunto total de exposiciones ambientales y factores endógenos que una persona experimenta desde su nacimiento hasta su muerte”.
Digamos que es todo aquello a lo que estamos expuestos , tanto externo (contaminación, luz, alimentación) como interno (hormonas, inflamación, metabolismo).
Esto incluye:
- Factores físicos (radiación, temperatura, contaminación)
- Factores químicos (fármacos, tóxicos, nutrientes)
- Factores biológicos (microbiota, virus, patógenos)
- Factores psicosociales (estrés emocional, relaciones interpersonales, nivel socioeconómico)
El exposoma es dinámico y cambia a lo largo del tiempo. Su impacto en cada uno, depende de la dosis, la frecuencia y la interacción con nuestra genética y epigenética.
HOMEOSTASIS
La homeostasis es la capacidad del organismo para mantener un estado interno estable frente a cambios en el entorno. Es decir, mi temperatura corporal es siempre la misma haga frío o calor. Mi glucosa en sangre se ajustará en función de mis necesidades para no sobrepasar unos límites ni demasiado altos ni demasiado bajos. Con el pH pasa lo mismo etc….
Es nuestro equilibrio interno. Y el exposoma vendrá a romper este equilibrio constantemente.
Cuando los cambios a los que tenemos que hacer frente son intensos o demasiado prolongados en el tiempo, entra en juego nuestra capacidad alostática .
CAPACIDAD ALOSTATICA
Cuando aquello que nos rompe el equilibrio es intenso o perdura mucho tiempo, por ejemplo estrés, inflamación crónica, ejercicio extremo, alimentación inadecuada…tendremos que adaptarnos a ello y si lo logramos, se producirán cambios positivos en nuestro organismo, que nos permitirán continuar con nuestro equilibrio. Es decir, NO enfermaremos.
Por ejemplo en el contexto del ejercicio físico, las personas que realizan deporte de manera regular desarrollan adaptaciones cardiovasculares para mantener un menor ritmo cardíaco en reposo, aumentan la eficiencia mitocondrial para producir energía, mejoran la sensibilidad a la insulina y la regulación del metabolismo de la glucosa, aumentan la masa muscular y ósea…etc…
Si esta carga alostática, es decir este esfuerzo por adaptarse al ambiente es excesivo o sostenido durante demasiado tiempo , entraremos en fatiga alostática , lo que podrá generar desgaste y enfermedades crónicas.Esta vez SI enfermaremos.
HORMESIS
Dicho todo esto, dentro del exposoma, algunos factores pueden actuar como horméticos , es decir, generar una respuesta beneficiosa en dosis bajas o moderadas, pero pueden ser dañinos en dosis altas.
Por ejemplo, el ejercicio físico en dosis adecuadas, mejora la fuerza, la resistencia y la salud metabólica. En exceso, genera inflamación crónica y riesgo de sobreentrenamiento.
La exposición al frío aumenta la producción de grasa parda, mejora la sensibilidad a la insulina y fortalece la termorregulación. En exceso, puede causar hipotermia y estrés oxidativo.
La exposición al calor (saunas, baños termales) mejora la circulación y reduce inflamación. En exceso, puede causar deshidratación y daño celular.
El selenio, zinc, hierro, cobre, manganeso…son esenciales en dosis bajas, pero tóxicos en exceso.
El ayuno intermitente o restricción calórica, activa la autofagia, mejora la longevidad y la sensibilidad a la insulina. En exceso, puede generar pérdida muscular, alteraciones hormonales y estrés metabólico.
Psicológicamente un estrés agudo controlado (retos, discursos en público, exposición a incertidumbre o riesgo moderado) Mejora la tolerancia al estrés y la neuroplasticidad, pero en exceso, puede generar agotamiento y trastornos de ansiedad.
"Todas
las cosas son veneno y nada es sin veneno, sólo la dosis hace que una cosa no
sea un veneno." Paracelso
(Dosis sola facit venenum.)
Ya lo dijo Paracelso en el siglo xv. Esta frase siempre me ha encantado y siempre la tengo presente.
Tendemos a totalizar, a querer recetas generales y simples. Pero ni somos simples como organismos, ni somos iguales unos y otros.
El objetivo no es evitar el estrés, sino exponerse a él en la dosis correcta para generar adaptación.
Pautar un ejercicio a un paciente, implica conocer no sólo su patología o lesión, sino su contexto del momento.
Si tienes dudas sobre qué práctica deportiva o actividad física es más adecuada para tí y cómo puedes iniciarla en tus hábitos, no dudes en consultar.







