LOS MÚSCULOS: TU SEXTO SENTIDO

"Parce que le corps est fait pour le mouvement, et que l'homme se construit par le mouvement" (Claire Davrainville)
(Porque el cuerpo está hecho para el movimiento y el hombre se construye por el movimiento)
Normalmente una de las primeras ideas que solemos asociar cuando alguien por primera vez nos habla del cuerpo humano y en concreto del aparato locomotor, es que los huesos nos sostienen y que los músculos permiten que nos movamos. Pero los músculos presentan otras funciones menos conocidas y más complejas. Para entenderlo mejor, hablemos primero de los sentidos.
A groso modo y simplificando digamos que el cuerpo humano percibe información del exterior
gracias sobre todo a la vista y a la audición
e información del interior de nuestro cuerpo, que proviene de los movimientos
que realizamos y que se conoce como propiocepción
. La propiocepción fue descubierta en 1800 y se la consideró como nuestro "sexto sentido"
.
Al igual que los otros sentidos, la propiocepción presenta sus receptores que detectan la información y la transmiten a través del sistema nervioso a nuestro cerebro. Estos receptores son realmente mecanorreceptores
, es decir, responden a las "deformaciones" que se producen en el cuerpo cuando nos movemos.
Tenemos multitud de receptores repartidos por todo el cuerpo, en las articulaciones, tendones, en el interior de la piel y por supuesto en los músculos.
Para muchos autores la propiocepción es el anclaje orgánico fundamental de nuestra identidad
. Si tuviéramos alguna lesión que alterara este sexto sentido, no seríamos capaces de sentir nuestro cuerpo ni sabríamos por ejemplo cómo está situado en el espacio con los ojos cerrados. (Podéis leer con más detalle este tema en el siguiente artículo https://www.palomafraile.es/la-dama-desencarnada
).
Cojamos las "gafas de aumento" y miremos hacia el interior del músculo:
¿Qué forma tienen los receptores musculares?
Según algunos autores existen cientos de receptores por gramo de tejido muscular, distribuídos en los aproximadamente 640 músculos que tiene el cuerpo humano.
Digamos que son como unos muelles que son sensibles y se activan al estiramiento del músculo
y se sitúan paralelos a las fibras musculares.
Todo estiramiento muscular provoca un estiramiento de estos muelles que se llaman husos neuromusculares
. Es decir, si el músculo no se mueve los husos están en silencio y si el músculo se estira, los husos se activan y mandan la información. Ésto nos permite sentir el movimiento que hacemos y esta sensación la enviará no el músculo que se contrae, sino el que se estira.
Cuando hacemos un movimiento, el músculo correspondiente se contrae y el contrario se estira para permitir ese movimiento (por ejemplo doblo el codo, el biceps se contrae y el triceps se estira). Pués digamos que el músculo que realiza la acción es el que actúa y el contrario, es el que informa. Cada gesto que realizamos va acompañado de su correspondiente información lo que nos permite sentir que nos estamos moviendo
.
Cada músculo presenta esta doble función, motriz y perceptiva,
con lo que según cambia la dirección del movimiento, va cambiando la función muscular, el músculo que antes era motor pasa ahora a ser sensitivo y viceversa.
El movimiento permite que nuestro cuerpo se desplace en el espacio pero también que percibamos nuestro entorno mientras nos movemos.
Para sentir hay que moverse
. Tenemos claro que la falta de movimiento provoca atrofia muscular, falta de fuerza, rigidez....
Pero lo que tenemos menos presente es que si la propiocepción contribuye a construir nuestra conciencia corporal, la falta de movimiento
, afectará también a nuestra agilidad, habilidad para movernos, precisión, rendimiento deportivo...
No somos un simple saco de músculos y huesos, somos organismos complejos. Veamos el movimiento no sólo como aquello que nos permite mantenernos en forma, sino cómo una gran oportunidad de descubrir cada día quienes somos
.

¿Sabías que el hipotiroidismo es más común de lo que parece?
El hipotiroidismo no es una enfermedad rara. De hecho, se calcula que hasta 1 de cada 10 personas, puede tener algún grado de hipofunción tiroidea, y en muchos casos ni siquiera saberlo.
Hablamos de hipotiroidismo cuando la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas , lo cual va afectar a múltiples sistemas del cuerpo, incluyendo el musculoesquelético.
Dado que las hormonas tiroideas son fundamentales para el metabolismo energético y la función muscular, si disminuyen sus niveles podemos encontrar síntomas como debilidad muscular, disminución de fuerza, fatiga, calambres, rigidez, peor tolerancia al ejercicio…e incluso hormigueos en manos y/o pies.
En la esfera uroginecológica, además de síntomas en relación con debilidad de suelo pélvico, podemos tener también estreñimiento , que en disfunciones como incontenincia urinaria , descenso de órganos pélvicos ….no nos favorece nada.
Con fisioterapia, podemos paliar estos síntomas mediante ejercicio adaptado. Es importante el tipo de actividad que te viene mejor a tí en tu contexto actual, y también es primordial saber cuánto ejercicio es el adecuado. Dosificar la actividad deportiva, no es fácil pero es fundamental tenerlo en cuenta.
Como ya comentamos en el artículo anterior donde hablábamos de la dosis hormética, poco ejercicio me perjudica, pero un exceso o una planificación inadecuada, tampoco me va a aportar beneficio.
La terapia manual y osteopatía pueden ayudar a disminuir los dolores, tensiones musculares y hormigueos. También podemos reducir la inflamación de bajo grado y mejorar el sistema nervioso autónomo.
En reeducación de suelo, podemos mejorar tu sintomatología y la función de esta esfera tan importante. La mejora de conciencia corporal de esta zona y la comprensión de cómo funciona nuestro cuerpo, es clave para no normalizar trastornos.
El dolor en relaciones sexuale s, la incontinencia urinaria o incluso el hipotiroidismo no significa normalidad.
Que sea frecuente en la población y a partir de cierta edad, no significa que sea normal o que sea propio del envejecimiento.
Si tienes alguno de los síntomas que hemos mencionado, no dudes en consultar.

Muchas veces en consulta se formula la siguiente pregunta: ¿Cuánto ejercicio hago y cuál es el que me conviene realizar?
“Me han dicho que correr es malo, que mejor natación o yoga…”
Es fácil que tengamos dudas al respecto, porque la verdad es que decidir cuánto ejercicio pautamos no es fácil. Podemos medir y cuantificar un suplemento o medicamento, pero ¿cómo hacemos con el ejercicio?
Para entenderlo mejor vamos a hablar de varios conceptos :exposoma, hormesis, homeostasis y capacidad alostática.
EXPOSOMA
El epidemiólogo Christopher Wild en 2005 acuñó el término exposoma como “conjunto total de exposiciones ambientales y factores endógenos que una persona experimenta desde su nacimiento hasta su muerte”.
Digamos que es todo aquello a lo que estamos expuestos , tanto externo (contaminación, luz, alimentación) como interno (hormonas, inflamación, metabolismo).
Esto incluye:
- Factores físicos (radiación, temperatura, contaminación)
- Factores químicos (fármacos, tóxicos, nutrientes)
- Factores biológicos (microbiota, virus, patógenos)
- Factores psicosociales (estrés emocional, relaciones interpersonales, nivel socioeconómico)
El exposoma es dinámico y cambia a lo largo del tiempo. Su impacto en cada uno, depende de la dosis, la frecuencia y la interacción con nuestra genética y epigenética.
HOMEOSTASIS
La homeostasis es la capacidad del organismo para mantener un estado interno estable frente a cambios en el entorno. Es decir, mi temperatura corporal es siempre la misma haga frío o calor. Mi glucosa en sangre se ajustará en función de mis necesidades para no sobrepasar unos límites ni demasiado altos ni demasiado bajos. Con el pH pasa lo mismo etc….
Es nuestro equilibrio interno. Y el exposoma vendrá a romper este equilibrio constantemente.
Cuando los cambios a los que tenemos que hacer frente son intensos o demasiado prolongados en el tiempo, entra en juego nuestra capacidad alostática .
CAPACIDAD ALOSTATICA
Cuando aquello que nos rompe el equilibrio es intenso o perdura mucho tiempo, por ejemplo estrés, inflamación crónica, ejercicio extremo, alimentación inadecuada…tendremos que adaptarnos a ello y si lo logramos, se producirán cambios positivos en nuestro organismo, que nos permitirán continuar con nuestro equilibrio. Es decir, NO enfermaremos.
Por ejemplo en el contexto del ejercicio físico, las personas que realizan deporte de manera regular desarrollan adaptaciones cardiovasculares para mantener un menor ritmo cardíaco en reposo, aumentan la eficiencia mitocondrial para producir energía, mejoran la sensibilidad a la insulina y la regulación del metabolismo de la glucosa, aumentan la masa muscular y ósea…etc…
Si esta carga alostática, es decir este esfuerzo por adaptarse al ambiente es excesivo o sostenido durante demasiado tiempo , entraremos en fatiga alostática , lo que podrá generar desgaste y enfermedades crónicas.Esta vez SI enfermaremos.
HORMESIS
Dicho todo esto, dentro del exposoma, algunos factores pueden actuar como horméticos , es decir, generar una respuesta beneficiosa en dosis bajas o moderadas, pero pueden ser dañinos en dosis altas.
Por ejemplo, el ejercicio físico en dosis adecuadas, mejora la fuerza, la resistencia y la salud metabólica. En exceso, genera inflamación crónica y riesgo de sobreentrenamiento.
La exposición al frío aumenta la producción de grasa parda, mejora la sensibilidad a la insulina y fortalece la termorregulación. En exceso, puede causar hipotermia y estrés oxidativo.
La exposición al calor (saunas, baños termales) mejora la circulación y reduce inflamación. En exceso, puede causar deshidratación y daño celular.
El selenio, zinc, hierro, cobre, manganeso…son esenciales en dosis bajas, pero tóxicos en exceso.
El ayuno intermitente o restricción calórica, activa la autofagia, mejora la longevidad y la sensibilidad a la insulina. En exceso, puede generar pérdida muscular, alteraciones hormonales y estrés metabólico.
Psicológicamente un estrés agudo controlado (retos, discursos en público, exposición a incertidumbre o riesgo moderado) Mejora la tolerancia al estrés y la neuroplasticidad, pero en exceso, puede generar agotamiento y trastornos de ansiedad.
"Todas
las cosas son veneno y nada es sin veneno, sólo la dosis hace que una cosa no
sea un veneno." Paracelso
(Dosis sola facit venenum.)
Ya lo dijo Paracelso en el siglo xv. Esta frase siempre me ha encantado y siempre la tengo presente.
Tendemos a totalizar, a querer recetas generales y simples. Pero ni somos simples como organismos, ni somos iguales unos y otros.
El objetivo no es evitar el estrés, sino exponerse a él en la dosis correcta para generar adaptación.
Pautar un ejercicio a un paciente, implica conocer no sólo su patología o lesión, sino su contexto del momento.
Si tienes dudas sobre qué práctica deportiva o actividad física es más adecuada para tí y cómo puedes iniciarla en tus hábitos, no dudes en consultar.







