¿ CÓMO AFECTA EL ESTRÉS A NUESTRO CUERPO?

El estrés es un proceso de respuesta individual que incluye:
-Las vivencias previas de la persona (infancia, traumatismos…)
-Las condiciones de vida actuales (sociales, alimentación, estilo de vida..)
-La percepción y conciencia que tenemos cada uno de nosotros de nuestro cuerpo.
El estrés mantenido
en el tiempo no solamente genera tensiones en los músculos, sino
también en la fascia
,
pudiendo ser causa de dolores y mal estar.
El estrés entre otras sustancias produce adrenalina que aumenta de manera directa o indirecta la tensión muscular. Se genera un círculo vicioso donde el dolor produce tensión y aumenta el estrés y éste a su vez intensifica aún más el dolor.
Además de dolores,
el estrés puede provocar diferentes problemas:
Alteraciones del sueño, alteraciones cognitivas (problemas de atención y focalización, pérdida de memoria, pérdida de confianza...Irritabilidad, reacciones emocionales inadaptadas…
El mantenimiento del
equilibrio corporal (homeostasia) se lleva a cabo gracias a 4
sistemas:
Sistema nervioso central, sistema nervioso autónomo, sistema endocrino y sistema inmunitario.
Todos están conectados entre sí, con lo que ya sea el estrés físico, psicológico, infeccioso o tóxico, se activarán las mismas vías de respuesta.
Nuestra historia
personal se va escribiendo día tras día en nuestro cuerpo y por
tanto en nuestros sistemas de regulación y adaptación.
Cuerpo y mente no se pueden separar. Un impacto físico, accidente de coche, esguince… afectará en mayor o menor medida a la integridad del organismo y en un estrés puramente psicológico por ejemplo una mala noticia, dificultades económicas...lo importante más que la intensidad del acontecimiento, será si la respuesta y capacidad de adaptación de la persona será la adecuada.
Cuando vivimos una
situación estresante ya sea física o psicológica se producen una
serie de adaptaciones corporales.
Vasoconstricción, crispación de las fascias, aumento del tono muscular (contracturas), inflamación…
Si el estrés perdura y no hay vuelta a la normalidad, como mecanismo de protección se producirá un descenso de la sensorialidad para disminuir los dolores. Siempre digo que es como si bajamos el volumen de la radio, pero sigue encendida aunque no la oigamos.
En una siguiente fase si el estrés continúa y no intervenimos, podemos perder movilidad y conciencia corporal de la zona. A pesar de no sentir grandes dolores, podemos progresivamente entrar en una espiral de cansancio. mal estar, insatisfacción. Esto explica como a veces pequeños gestos insignificantes, agacharse a coger un papel del suelo, realizar un movimiento brusco,... pueden provocarnos episodios agudos de dolor e impotencia funcional tipo lumbociática, tortícolis...
Llevamos un año
duro, rodeados de múltiples factores estresantes.
No te olvides de cuidarte. Si eliminamos nuestras tensiones musculares y fasciales, recuperaremos la movilidad de zonas “abandonadas” (antiguas lesiones no tratadas), mejorando nuestra conciencia corporal y por tanto nuestra capacidad de adaptación.
Una buena capacidad de adaptación nos permitirá frente a una misma situación, reaccionar de una manera más inteligente y positiva, situándonos más cerca de la salud y mucho más lejos de la enfermedad.

¿Sabías que el hipotiroidismo es más común de lo que parece?
El hipotiroidismo no es una enfermedad rara. De hecho, se calcula que hasta 1 de cada 10 personas, puede tener algún grado de hipofunción tiroidea, y en muchos casos ni siquiera saberlo.
Hablamos de hipotiroidismo cuando la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas , lo cual va afectar a múltiples sistemas del cuerpo, incluyendo el musculoesquelético.
Dado que las hormonas tiroideas son fundamentales para el metabolismo energético y la función muscular, si disminuyen sus niveles podemos encontrar síntomas como debilidad muscular, disminución de fuerza, fatiga, calambres, rigidez, peor tolerancia al ejercicio…e incluso hormigueos en manos y/o pies.
En la esfera uroginecológica, además de síntomas en relación con debilidad de suelo pélvico, podemos tener también estreñimiento , que en disfunciones como incontenincia urinaria , descenso de órganos pélvicos ….no nos favorece nada.
Con fisioterapia, podemos paliar estos síntomas mediante ejercicio adaptado. Es importante el tipo de actividad que te viene mejor a tí en tu contexto actual, y también es primordial saber cuánto ejercicio es el adecuado. Dosificar la actividad deportiva, no es fácil pero es fundamental tenerlo en cuenta.
Como ya comentamos en el artículo anterior donde hablábamos de la dosis hormética, poco ejercicio me perjudica, pero un exceso o una planificación inadecuada, tampoco me va a aportar beneficio.
La terapia manual y osteopatía pueden ayudar a disminuir los dolores, tensiones musculares y hormigueos. También podemos reducir la inflamación de bajo grado y mejorar el sistema nervioso autónomo.
En reeducación de suelo, podemos mejorar tu sintomatología y la función de esta esfera tan importante. La mejora de conciencia corporal de esta zona y la comprensión de cómo funciona nuestro cuerpo, es clave para no normalizar trastornos.
El dolor en relaciones sexuale s, la incontinencia urinaria o incluso el hipotiroidismo no significa normalidad.
Que sea frecuente en la población y a partir de cierta edad, no significa que sea normal o que sea propio del envejecimiento.
Si tienes alguno de los síntomas que hemos mencionado, no dudes en consultar.

Muchas veces en consulta se formula la siguiente pregunta: ¿Cuánto ejercicio hago y cuál es el que me conviene realizar?
“Me han dicho que correr es malo, que mejor natación o yoga…”
Es fácil que tengamos dudas al respecto, porque la verdad es que decidir cuánto ejercicio pautamos no es fácil. Podemos medir y cuantificar un suplemento o medicamento, pero ¿cómo hacemos con el ejercicio?
Para entenderlo mejor vamos a hablar de varios conceptos :exposoma, hormesis, homeostasis y capacidad alostática.
EXPOSOMA
El epidemiólogo Christopher Wild en 2005 acuñó el término exposoma como “conjunto total de exposiciones ambientales y factores endógenos que una persona experimenta desde su nacimiento hasta su muerte”.
Digamos que es todo aquello a lo que estamos expuestos , tanto externo (contaminación, luz, alimentación) como interno (hormonas, inflamación, metabolismo).
Esto incluye:
- Factores físicos (radiación, temperatura, contaminación)
- Factores químicos (fármacos, tóxicos, nutrientes)
- Factores biológicos (microbiota, virus, patógenos)
- Factores psicosociales (estrés emocional, relaciones interpersonales, nivel socioeconómico)
El exposoma es dinámico y cambia a lo largo del tiempo. Su impacto en cada uno, depende de la dosis, la frecuencia y la interacción con nuestra genética y epigenética.
HOMEOSTASIS
La homeostasis es la capacidad del organismo para mantener un estado interno estable frente a cambios en el entorno. Es decir, mi temperatura corporal es siempre la misma haga frío o calor. Mi glucosa en sangre se ajustará en función de mis necesidades para no sobrepasar unos límites ni demasiado altos ni demasiado bajos. Con el pH pasa lo mismo etc….
Es nuestro equilibrio interno. Y el exposoma vendrá a romper este equilibrio constantemente.
Cuando los cambios a los que tenemos que hacer frente son intensos o demasiado prolongados en el tiempo, entra en juego nuestra capacidad alostática .
CAPACIDAD ALOSTATICA
Cuando aquello que nos rompe el equilibrio es intenso o perdura mucho tiempo, por ejemplo estrés, inflamación crónica, ejercicio extremo, alimentación inadecuada…tendremos que adaptarnos a ello y si lo logramos, se producirán cambios positivos en nuestro organismo, que nos permitirán continuar con nuestro equilibrio. Es decir, NO enfermaremos.
Por ejemplo en el contexto del ejercicio físico, las personas que realizan deporte de manera regular desarrollan adaptaciones cardiovasculares para mantener un menor ritmo cardíaco en reposo, aumentan la eficiencia mitocondrial para producir energía, mejoran la sensibilidad a la insulina y la regulación del metabolismo de la glucosa, aumentan la masa muscular y ósea…etc…
Si esta carga alostática, es decir este esfuerzo por adaptarse al ambiente es excesivo o sostenido durante demasiado tiempo , entraremos en fatiga alostática , lo que podrá generar desgaste y enfermedades crónicas.Esta vez SI enfermaremos.
HORMESIS
Dicho todo esto, dentro del exposoma, algunos factores pueden actuar como horméticos , es decir, generar una respuesta beneficiosa en dosis bajas o moderadas, pero pueden ser dañinos en dosis altas.
Por ejemplo, el ejercicio físico en dosis adecuadas, mejora la fuerza, la resistencia y la salud metabólica. En exceso, genera inflamación crónica y riesgo de sobreentrenamiento.
La exposición al frío aumenta la producción de grasa parda, mejora la sensibilidad a la insulina y fortalece la termorregulación. En exceso, puede causar hipotermia y estrés oxidativo.
La exposición al calor (saunas, baños termales) mejora la circulación y reduce inflamación. En exceso, puede causar deshidratación y daño celular.
El selenio, zinc, hierro, cobre, manganeso…son esenciales en dosis bajas, pero tóxicos en exceso.
El ayuno intermitente o restricción calórica, activa la autofagia, mejora la longevidad y la sensibilidad a la insulina. En exceso, puede generar pérdida muscular, alteraciones hormonales y estrés metabólico.
Psicológicamente un estrés agudo controlado (retos, discursos en público, exposición a incertidumbre o riesgo moderado) Mejora la tolerancia al estrés y la neuroplasticidad, pero en exceso, puede generar agotamiento y trastornos de ansiedad.
"Todas
las cosas son veneno y nada es sin veneno, sólo la dosis hace que una cosa no
sea un veneno." Paracelso
(Dosis sola facit venenum.)
Ya lo dijo Paracelso en el siglo xv. Esta frase siempre me ha encantado y siempre la tengo presente.
Tendemos a totalizar, a querer recetas generales y simples. Pero ni somos simples como organismos, ni somos iguales unos y otros.
El objetivo no es evitar el estrés, sino exponerse a él en la dosis correcta para generar adaptación.
Pautar un ejercicio a un paciente, implica conocer no sólo su patología o lesión, sino su contexto del momento.
Si tienes dudas sobre qué práctica deportiva o actividad física es más adecuada para tí y cómo puedes iniciarla en tus hábitos, no dudes en consultar.







